martes, 16 de julio de 2019

La "evidencia" que respalda a la Hipótesis de los Lípidos

Estos "expertos" nos aseguran que la hipótesis de los lípidos está respaldada por pruebas científicas irrefutables. La mayoría de la gente se sorprendería al saber que existe, de hecho, muy poca evidencia para apoyar la afirmación de que una dieta baja en colesterol y grasas saturadas en realidad reduce las muertes por enfermedades del corazón o de alguna manera aumenta la expectativa de vida. Considere lo siguiente:

Antes de 1920, la enfermedad coronaria era rara en los Estados Unidos, tan rara que cuando un joven internista llamado Paul Dudley White presentó el electrocardiógrafo alemán a sus colegas de la Universidad de Harvard, le aconsejaron que se concentrase en una rama más rentable de la medicina. La nueva máquina reveló la presencia de obstrucciones arteriales, lo que permite el diagnóstico precoz de la enfermedad cardíaca coronaria. Pero en aquellos días, la obstrucción de las arterias eran una rareza médica, y White tuvo que buscar a los pacientes que podrían beneficiarse de la nueva tecnología. Durante los siguientes cuarenta años, sin embargo, la incidencia de enfermedad coronaria aumentó de manera espectacular, hasta tal punto que a mediados de los años cincuenta la enfermedad cardiaca fue la causa principal de muerte entre los estadounidenses. Hoy en día las enfermedades del corazón provocan al menos el 40% de todas las muertes en los EE.UU. Si, como nos han dicho, la enfermedad del corazón ocurre por el consumo de grasas saturadas, uno esperaría encontrar un correspondiente aumento de la grasa animal en la dieta estadounidense. En realidad, ocurre lo contrario. Durante el período de sesenta años, desde 1910 a 1970, la proporción de grasa animal en la dieta estadounidense se redujo de 83% a 62%, y el consumo de mantequilla se desplomó de ocho kilos por persona al año a 1,8 kg. Durante los últimos ochenta años, la ingesta de colesterol en la dieta ha aumentado sólo un 1%. Durante el mismo período, el porcentaje de aceites vegetales alimenticios en forma de margarina, manteca y aceites refinados aumentó un 400%, mientras que el consumo de azúcar y alimentos procesados aumentó un 60%.


El Framingham Heart Study (Estudio del Corazón de Framingham) se cita a menudo como prueba de la hipótesis de los lípidos. Este estudio se inició en 1948 y participaron unas 6.000 personas de la ciudad de Framingham, Massachusetts. Se compararon dos grupos a intervalos de cinco años: los que consumían poco colesterol y grasas saturadas y los que consumían grandes cantidades. Después de 40 años, el director de este estudio tuvo que admitir:... "En Framingham, Massachusetts, cuanto más grasa saturada se comía, más colesterol se ingería, más calorías se comían, el nivel de colesterol de la persona era más bajo… encontramos que las personas que comían más colesterol, comían más grasa saturada, comían más calorías, pesaban menos y eran los más activos físicamente. El estudio mostró que los que pesaban más y tenían niveles anormalmente altos de colesterol tenían un poco más de riesgo de enfermedad cardíaca futura, pero los niveles de aumento de peso y de colesterol tenían una correlación inversa con el consumo de grasas y colesterol en la dieta. En un estudio británico de varios años que involucró a varios miles de hombres, a la mitad se le pidió que redujera las grasas saturadas y colesterol de su dieta, que dejara de fumar y que aumentara las cantidades de aceites no saturados, como los aceites vegetales y la margarina. Después de un año, los que siguieron la "buena" dieta tuvieron un 100% más de muertes que los que siguieron la "mala" dieta, ¡a pesar de que los hombres en la "mala" dieta siguieron fumando! Sin embargo, al describir el estudio, el autor ignoró estos resultados, favoreciendo la conclusión políticamente correcta: "La implicación para la política de salud pública en el Reino Unido es que un programa preventivo como el que evaluamos en este estudio, probablemente es eficaz. . . ".

La prueba Múltiple Risk Factor Intervention Trial (MRFIT) (Prueba de Intervención de Múltiples Factores de Riesgo) en EE.UU., patrocinada por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, comparó las tasas de mortalidad y los hábitos alimenticios de más de 12.000 hombres. Los que tenían "buenos" hábitos alimenticios (reducción de grasas saturadas y colesterol, reducción de tabaquismo, etc.) mostraron una reducción marginal en enfermedad coronaria, pero la mortalidad global por todas las causas fue mayor. Resultados similares se han obtenido en otros estudios. Los pocos estudios que indican una correlación entre la reducción de grasa y una disminución de la mortalidad por cardiopatía coronaria también documentan un aumento simultáneo de muertes por cáncer, derrame cerebral, suicidio y muerte violenta.

La prueba Lipid Research Clinics Coronary Primary Prevention Trial (LRC-CPPT) (Estudio de prevención de enfermedad coronaria), que costó 150 millones de dólares, es el más citado por los expertos para justificar las dietas con poca grasa. En realidad, el colesterol dietético y las grasas saturadas no fueron probados en este estudio, dado que a todos los sujetos se les dio una dieta baja en colesterol y baja en grasas saturadas. En cambio, el estudio analizó los efectos de una droga para bajar el colesterol. Su análisis estadístico de los resultados implica una reducción del 24% en la tasa de enfermedad coronaria en el grupo que tomaba el medicamento, en comparación con el grupo placebo. Sin embargo, en el grupo que consumió la droga aumentaron las muertes por cáncer, accidentes cerebro vasculares, violencia y suicidio. Aún la conclusión de que reducir el colesterol reduce la enfermedad cardiaca es sospechosa. Los investigadores independientes que tabularon los resultados de este estudio no encontraron diferencias estadísticamente significativas en las tasas de mortalidad por enfermedad coronaria entre los dos grupos. Sin embargo, tanto la prensa popular como las revistas médicas promovieron el LRC-CPPT como la prueba tan buscada de que las grasas animales son la causa de la enfermedad cardíaca, la principal asesina en Estados Unidos.

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