martes, 16 de julio de 2019

Los peligros de los poliinsaturados

Se ha alimentado al público con una gran cantidad de información errónea sobre las virtudes relativas de las grasas saturadas en comparación con los aceites poliinsaturados. Los gurús dietéticos políticamente correctos nos dicen que los aceites poliinsaturados son buenos para nosotros y que las grasas saturadas provocan cáncer y enfermedades del corazón. El resultado es que se han producido cambios fundamentales en la dieta occidental. Al comienzo del siglo, la mayoría de los ácidos grasos en la dieta eran saturados o monoinsaturados o, principalmente de la mantequilla, manteca de cerdo, sebo, aceite de coco y pequeñas cantidades de aceite de oliva. Hoy en día la mayoría de las grasas en la dieta son aceites vegetales poliinsaturados derivados sobre todo de la soya, así como del maíz, cártamo y canola.


Las dietas modernas pueden contener hasta un 30% de calorías en forma de aceites poliinsaturados, pero las investigaciones científicas indican que esta cantidad es demasiado alta. La mejor evidencia indica que la ingesta de ácidos grasos poliinsaturados no debería exceder el 4% del total de calorías, en una proporción aproximada de 1 1/2% de ácido linoleico omega-3 y 2 1/2% de ácido linoleico omega-6. Este rango de consumo de ácidos grasos esenciales se encuentra en las poblaciones nativas de las regiones templadas y tropicales, cuyo consumo de aceites poliinsaturados proviene de las pequeñas cantidades que hay en las legumbres, granos, nueces, vegetales verdes, las grasas de pescado, aceite de oliva y grasa animal, y no de los aceites vegetales comerciales.

Se ha demostrado que el consumo excesivo de aceites poliinsaturados contribuye a una gran cantidad de enfermedades como el cáncer y enfermedades del corazón, disfunción del sistema inmunológico, daño al hígado, órganos reproductivos y los pulmones, trastornos digestivos, baja capacidad de aprendizaje; problemas de crecimiento y aumento de peso.

Una razón por la que los poliinsaturados causan tantos problemas de salud es que tienden a oxidarse o a hacerse rancios cuando se los somete al calor, oxígeno y humedad, como en la cocina y la elaboración. Los aceites rancios se caracterizan por los radicales libres, es decir, los átomos individuales o grupos con un átomo no apareado en una órbita exterior. Estos compuestos son extremadamente reactivos químicamente. Han sido caracterizados como los "bandidos" en el cuerpo porque atacan las membranas celulares y las células rojas de la sangre y provocan daños en el ADN / ARN, causando mutaciones en el tejido, los vasos sanguíneos y la piel. El daño de los radicales libres sobre la piel causa arrugas y envejecimiento prematuro; el daño de los radicales libres en los tejidos y órganos prepara el escenario para los tumores; el daño de los radicales libres en los vasos sanguíneos inicia la acumulación de placa. No es de extrañar que las pruebas y los estudios hayan demostrado repetidamente una alta correlación entre el cáncer y las enfermedades del corazón con el consumo de ácidos grasos poliinsaturados. Nuevas pruebas vinculan la exposición a los radicales libres con el envejecimiento prematuro, las enfermedades autoinmunes como la artritis y la enfermedad de Parkinson, de Lou Gehrig, Alzheimer y cataratas.

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